Un condominio consiste en un bien o una propiedad que posee varios titulares, es decir, que tiene la titularidad compartida entre dos o más personas. Por lo tanto, ninguno de los propietarios posee la propiedad plena del condominio, también conocido como proindiviso.
Estos bienes compartidos (generalmente inmuebles) suelen generar muchos problemas entre los diferentes propietarios y son muy habituales tras una separación, un divorcio o en una herencia.
Por ejemplo, cuando varios hermanos heredan una vivienda tras el fallecimiento de sus padres, dicha vivienda es un condominio.
Ante posibles problemas, como un conflicto entre hermanos al heredar una vivienda o una disputa por la vivienda común de una pareja que decide divorciarse, es importante saber que los proindivisos se pueden disolver.
Esto se conoce como extinción del condominio.
¿Cómo disolver un proindiviso?
Hay varias formas de llevar a cabo una extinción de condominio: mediante un acuerdo formalizado entre todos los propietarios, o bien a través de un procedimiento judicial.
Por otra parte, para acabar con un proindiviso también se debe tener en cuenta el tipo de bien, si se trata de un bien divisible (como una finca o un terreno) o si, por el contrario, es un bien indivisible (como una casa o un piso).
- En primer lugar, si el condominio corresponde con un bien divisible se puede optar por:
- Dividir el bien en partes iguales. Es la opción más frecuente y se puede realizar mediante un acuerdo ante un Notario.
- Vender el condominio, acudiendo a la vía judicial.
- Por otro lado, si se trata de un bien común de tipo indivisible existen diferentes posibilidades:
- Acordar que uno de los titulares se quede con el inmueble compensando a los demás.
- Pactar la venta del bien para luego dividirse el dinero entre los propietarios.
- Recurrir a un procedimiento judicial cuando hay algún propietario con el que no se consigue llegar a un acuerdo (no quiere vender ni comprar el proindiviso).