Familia

¿Cuáles son los motivos para perder la custodia de un hijo?

Motivos para perder la custodia

Una de las decisiones más trascendentales en todo divorcio o separación con hijos menores de por medio es decidir qué hacer con la guarda y custodia de los hijos en común.

Lo más recomendable en estos casos es anteponer el bienestar del menor sobre el de los progenitores y tomar una decisión de forma conjunta. El objetivo es que el niño o los niños en cuestión no formen parte de la disputa y sufran lo mínimo posible las consecuencias de la ruptura.

A este respecto, es importante saber que la custodia de los hijos no es una decisión irrevocable y que se puede perder. En este post te vamos a explicar cuáles son los motivos que pueden provocar la pérdida de la custodia del hijo.

Pérdida de la custodia de los hijos

En este tipo de casos lo que se tiene más en cuenta es el interés superior del menor. Básicamente se trata de garantizar que a los hijos no les salpique cualquier mala conducta o decisión de alguno de sus progenitores.

Así pues, el objetivo es que se desarrollen y crezcan en un ambiente sano a nivel emocional, personal y social.

No obstante, por norma general, los padres suelen ser diligentes y cumplir en su labor de cuidar a los hijos. Aunque existen varios supuestos donde la custodia asignada puede ser retirada. ¿Cuáles son?

1. No atender los cuidados básicos del menor

Los padres tienen la obligación de atender y cuidar a los hijos como mínimo hasta que estos cumplan la mayoría de edad. De hecho, el no hacerlo puede suponer la pérdida de la custodia por caer en la desatención.

Se entiende por esos cuidados básicos aspectos como la vestimenta, la alimentación, la higiene personal, la educación y escolarización, la atención médica.

2. Mostrar una actitud o conducta violenta con los hijos o tener antecedentes penales por este motivo

Evidentemente no hay lugar para cualquier tipo de actitud o conducta violenta que pueda suponer un abuso físico o psíquico del menor.

Lo más habitual es que en el caso de que se produzca una agresión al menor, el progenitor sea privado ya no solo de la custodia, sino incluso de la patria potestad.

3. Tener algún tipo de adicción que dificulte la relación con el menor

El consumo continuado de alcohol o drogas puede afectar al progenitor hasta el punto de hacerle perder la custodia de sus hijos, si esta causa impide el correcto cuidado y atención del menor en sus funciones vitales.

En ocasiones este argumento se emplea como arma arrojadiza en un proceso de separación o divorcio, pero para poder lograr que uno de los progenitores pierda la custodia será obligatorio probar que ese consumo afecta de forma directa en los cuidados básicos del menor.

4. Tener un estilo de vida que no sea conveniente para la estabilidad del menor

Como anteriormente hemos explicado, lo más importante en este tipo de casos es el bienestar del menor.

Por ello, no es para nada recomendable un estilo de vida ajetreado, donde impere el desorden y no se cree un ambiente estable para el desarrollo del menor.

Este hecho también puede surgir a raíz de la nueva pareja del progenitor, que no termina de conectar o de favorecer esa estabilidad para el hijo en cuestión.

5. Un cambio de residencia que afecte al menor

En el caso de que el progenitor cambie de ciudad o se mude muy lejos del entorno del menor (en este tipo de casos es muy importante dónde está escolarizado) se puede producir la pérdida de la custodia.

Habrá que examinar hasta qué punto trastoca o afecta al menor un posible cambio de residencia y si este nuevo lugar es favorable para su correcto desarrollo y crecimiento.

6. Entrar en la cárcel

Si por los motivos que fueran, uno de los progenitores comete un delito cuya pena es el ingreso en prisión, dicha persona perderá la custodia de sus hijos. Pasará al otro progenitor, siempre y cuando este reúna una serie de requisitos. Si no, el hijo será entregado a los servicios sociales.

7. El síndrome de alienación parental

Este síndrome se produce cuando los hijos sufren manipulación y terminan posicionándose a favor de un cónyuge y en contra del otro.

En ocasiones sucede que las heridas entre los progenitores siguen abiertas y uno de ellos no termina de ver con buenos ojos que pase tiempo junto a su padre o su madre. Por ello,tratan de destruir su relación mediante la mala influencia y ejerciendo presión psicológica.

En estos casos donde se cuestiona o critica de forma reiterada a la otra figura parental, se puede llegar a perder la custodia de los hijos.